Según la Asociación Nacional de Niños Superdotados (NAGC), aproximadamente el 20% de las personas con altas capacidades padecen perfeccionismo hasta el punto en que les causa problemas.
Este porcentaje nos indica que 2 de cada 10 personas superdotadas no solo se esfuerzan constantemente por hacerlo lo mejor posible, sino que su esfuerzo supera el porqué y el disfrute de sus actividades al punto de perseguir imposibles.
El problema del perfeccionismo es un problema de estancamiento en donde sin importar los logros, cada meta nueva es un grano más en la piedra de Sísifo que no llega a ningún lado aunque llegue. Afloran sensaciones de impotencia, decepción y minusvalía sin importar la evidencia del valor real de los logros. Es, esencialmente, una falsa ilusión de yerro.
Para hacer frente a la perfección, te dejamos algunos pasos que pueden ayudarte a estar en movimiento hacia una relación más sana con tus aciertos y errores:
- Hablá de tus errores. Ejercitá conversaciones en espacios seguros sobre esos errores que querés ocultar, enfocate en cómo te ayudaron a crecer y condujeron a nuevos caminos.
- Ya habrás escuchado mil veces, pero el proceso es más importante que el resultado. Te volvemos a recordar porque es común sentir derrota cuando algo terminado no queda como tu perfeccionismo lo esperaba. Plot twitst: nunca va quedar como tu perfeccionismo esperaba. Así que mejor observá ese resultado desde el proceso que conllevó y valorate cada paso. Si todavía estás en ese proceso, tratá de vivirlo de forma consciente, reconociendo cada nueva idea, cada nueva acción, como un reflejo de tu valiosa capacidad.
- Reíte. ¿Ves cuando los niños se equivocan y primero le miran al adulto de al lado para ver cómo reacciona? A veces, el perfeccionismo es ese adulto de referencia al que miramos y automáticamente nos reprocha por un error, pero podemos reconfigurar su rostro amenazante y mirar mejor hacia nosotros y hacia lo imperfecto con humor y levedad. Mientras más practiques esta mirada, más tolerancia y flexibilidad vas a desarrollar para sortear el impacto de los errores en tu vida.
Por último, mientras converses abiertamente sobre tus imperfecciones, valores tus procesos y te rías de tus tropiezos, no olvides limitar tu exposición al sobrelogro; a esa necesidad de hacerlo todo imposiblemente perfecto. Las estrategias te van a servir cada que debas hacerle frente al perfeccionismo cuando aparece, pero también podés prevenir y limitar su presencia en tu día a día. Esto va evitar que te hipercentres y des más de vos hasta el cansancio por un trabajo que hace rato ya estaba Ok.
Al principio va ser un reto, vas a querer seguir trabajando, pero en la medida en que te permitas descansos y miradas más amables hacia vos y hacia tu esfuerzo, más cerca vas a estar de un crecimiento saludable.
Llegar a la mejor versión de nosotros mismos sacando el perfeccionismo de la ecuación, es posible y necesario. Como dice Brene Brown, «mantente torpe, valiente y amable».

Deja un comentario